LÁBARO DE ORO
Un niño es visto varias veces, errando completamente desnudo por los bosques de Lacaune. Cuando alguien pretende acercarse a él, el pequeño huye a refugiarse lejos del alcance del hombre. Cuando, al fin, le capturan -corre el año 1798- es llevado a París. El comportamiento del niño, que aparenta tener unos doce años, excita a la opinión pública, si bien se le olvida pronto. No sabe hablar; sólo emite un sonido y su mirada se desliza sobre los objetos y sobre las personas. Nadie puede precisar si experimenta alguna alegría por cualquier cosa, solo hay un detalle cierto: le atraen misteriosamente el fuego y la lluvia. No soporta vestido alguno y su afán por escapar y volver a sus bosques es permanente. Para Piner, un famoso psiquiatra, el niño es un idiota clásico, idéntico a los que viene tratando desde hace años en Bicêtre. Pero su colega Itard, director de una institución para sordomudos, tiene una opinión totalmente distinta. Itard consigue que le confíen al niño para su cuidado le da un nombre, Víctor, y se entrega a la dura tarea de hacer de él un chico como los demás, despertando poco a poco su sensibilidad, sus afectos y sus deseos de comunicación.