La proyección en sesiones conjuntas de los cortometrajes a concurso de Sección Oficial es una de las novedades de la 68 Seminci y la tarde la jornada inaugural ha servido para programar los tres primeros en el Teatro Zorrilla. Se trata de Krokodyl, de Dawid Bodzak; Jill Uncredited, de Anthony Ing, y Aitana, de Marina Alberti. Durante la proyección han estado presentes los directores y la propia Jill, protagonista del cortometraje que lleva su nombre, que han presentado sus obras y, más tarde, han departido con los espectadores.
Una historia íntima
Marina Alberti, nieta del mítico poeta Rafael Alberti y de la escritora María Teresa León, filma en Aitana un homenaje a su madre, cuyo nombre da título al cortometraje, y a una memoria fragmentada sobre la que se cierne la amenaza del olvido. Sobre la construcción de la película, Alberti ha expresado que «llevaba pensando mucho tiempo».
El filme, tal como ha explicado, pasó por distintas fases en el proceso creativo: «Al principio quería hacerla sobre mi abuela, pero con el paso del tiempo, cuando decidimos filmar y utilizando el archivo familiar, quisimos lanzarnos a filmar a mi madre, que ya está muy mayor».
José Alayón, productor y marido de Marina Alberti, ha añadido, además, cómo fue trabajar en el ámbito familiar: «Era muy íntimo para mí porque no deja de ser grabar una relación entre madre e hija, pero me encantó el proceso. Decidimos que no saldríamos de la cama porque no queríamos forzar las cosas».
Trabajo de fin de estudios
David Bodzak juega con distintos elementos: un joven, un videojuego y un monstruo que anhela salir a la superficie. Con estos elementos, Krokodyl, su prometedor, sofisticado y perverso trabajo de fin de estudios, que compitió en la Semana de la Crítica de Cannes, Bodzak emplea aires de Nicolas Winding Refn y Julia Ducournau para un giallo que actualiza los códigos del género.
Los clichés, que representan una parte fundamental del cortometraje, son para Bodzak «una forma de que se perciba cómo los personajes pierden el amor». Al hablar de la perspectiva de la película, que puede parecer femenina, Bodzak explica: «Cuando trabajamos con el guion no sabíamos si era el punto de ella o mío. Era una mezcla y para mí lo sigue siendo».
Homenaje a los figurantes
Por su parte, Anthony Ing hace un particular homenaje a la profesión de la figurante Jill Goldston, que recorre cientos de fotogramas para hallar el rostro escondido y omnipresente de esa mujer desde la década de los sesenta.
Ing ha contado a los asistentes cómo conoció a Goldston: «La encontré en un foro de internet investigando y ella me dio una lista de casi 2000 películas en las que aparece. Estuve buscando muchísimo tiempo las películas».
Jill, al fin, se ha sincerado y confiesa estar «encantada» de poder haber dedicado su vida al cine.
