- El realizador ítalochileno y la actriz española presentan el estreno mundial de ‘Este cuerpo mío’ en la sección Tiempo de Historia de la 70ª Seminci
La 70ª Seminci acoge el estreno mundial de Este cuerpo mío, documental dirigido a cuatro manos por el realizador y activista queer Afioco Gnecco (Diversxs, No binario) y la actriz Carolina Yuste, ganadora del Goya en dos ocasiones (Carmen y Lola, La infiltrada). El film, que participa en Tiempo de Historia y compite también por la Espiga Arcoíris, documenta el proceso de transición de género de Gnecco tomando la forma de diario filmado en el que predominan la mirada íntima, el amor y la oda a la amistad.
Este cuerpo mío surge del cortometraje previo Ciao bambina (2024), nominado al Goya y premiado con la Biznaga de Plata del Festival de Málaga. Para Yuste, en el largometraje hay «una pregunta más profunda, un ejercicio de reflexión». Además de «una vuelta al origen; un deseo enorme de Afi de encontrarse consigo mismo desde el punto más atávico». En su caso era Chile, donde nació y llevaba 20 años sin volver. Y se trataba de ver cómo esto abría otras emociones y otras heridas».
El género y el amor
El mensaje que quiere transmitir la película, según el equipo, es «que entre todes nos replanteemos qué es el género, qué se supone que es ser un hombre o una mujer». Carolina Yuste ha explicado: «No hablo solo de las personas disidentes del género, sino de cualquier persona que, por lo que sea, no ha llegado a ese punto. Me parece importante también hablar del amor y la amistad todo el rato, sin parar».
Además, ha celebrado el cine que no se rinde ante las exigencias de la industria y que sigue entendiendo que lo importante es dar visibilidad a este tipo de relatos: «El arte tiene que servir para eso, para contar todas esas historias sociales que lleguen al alma de la gente. No se nos puede olvidar nunca la responsabilidad que tienen el arte y la cultura para construir sociedades más amorosas y empáticas. Eso es lo que hemos intentado hacer en esta película».
La búsqueda de esta honestidad fue el faro que guió a Gnecco y a Yuste en todo el proceso de rodaje y posproducción. «Había un pacto desde el principio: lo que saliera en la película tenía que ser verdad. Y en el montaje hemos dejado fuera secuencias que estaban rodadas de manera espectacular, con un equipo grande, para priorizar los momentos de mayor intimidad. De Carol he aprendido a buscar la emoción y esto es mucho más importante que un plano estéticamente perfecto», ha apuntado Gnecco. A lo que Yuste ha añadido: «Los errores que puede tener la película van en favor de la historia que cuenta, de derribar la idea del género y la estructura; de cómo se debe existir y cómo se debe hacer cine».
La estética de la película muta al mismo tiempo que los cambios físicos de Afioco Gnecco: «Empieza fea, está mal grabada, la Carol no sabe enfocar… pero me encanta que mientras más me veo a mí mismo, la película es más bonita también», aseguró. Asimismo, Yuste ha afirmado: «Codirigir implica entenderse. Es bonito porque no es su peli ni la mía; es la mezcla de nuestras dos energías, siempre en favor de hablar de las realidades y las masculinidades trans desde un punto de vista positivo, amoroso y luminoso».
Perspectiva social
Frente a la pregunta de si estaría interesada en continuar por el camino de la realización desde una perspectiva social, Yuste ha asegurado: «Tengo cada vez más conflictos con esto del cine social. Todo cine es social porque todo es parte de la sociedad. La cosa es qué parte de esta eliges contar. Lo que pasa es que cuando a nivel mayoritario solo hemos visto un tipo de realidad concreta, de familia, de género, de sexualidad o de trabajo, lo que se salga un poco de eso enseguida es cine social». Y ha concluido: «Ojalá que todos estos términos en algún momento se diluyan para estemos más acostumbradas a ver otras diversidades, otras experiencias, otras vidas. Tiene que ver con la empatía y con aprender a mirar mejor. No sé esta película por dónde me va a llevar, pero eso es lo que me interesa».
Por su parte, el codirector quiso agradecer a la ONG Apoyo positivo que actualmente se centra en la drogodependencia y en el acompañamiento a personas trans, su colaboración en el germen del cortometraje y, en consecuencia, de la película.
Sobre la financiación, el productor Carlo D’Ursi ha explicado el «puzle de intentar recibir todas las ayudas y, al mismo tiempo, respetar al máximo la libertad creativa». Y ha destacado la amistad entre los dos realizadores: «Estamos hablando de una intimidad que empieza por elles dos, yo solo soy un testigo afortunado de ese proceso. La película habla de buscar tu lugar en el mundo, tu metro cuadrado de paz. Y el honor para mí ha sido haber encontrado ese metro cuadrado dentro de una amistad tan grande y tan potente».