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La Espiga de Honor reconoce el talento de Nathalie Baye, la actriz que tuvo la «suerte» de llegar al cine gracias a François Truffaut

La intérprete francesa recibe el galardón a su trayectoria en un homenaje que se completará mañana con la proyección de ‘La habitación verde’, en la que compartió plano con el mítico realizador

Nathalie Baye, una de las grandes actrices de la escena francesa, ha recibido este martes la Espiga de Honor de la Semana Internacional de Cine de Valladolid por una trayectoria que tuvo la «suerte» de comenzar junto al mítico realizador francés François Truffaut, con quien debutó en La noche americana (1973) y compartió plano en La habitación verde (1978), que se proyectará el miércoles en el Teatro Zorrilla como complemento al homenaje que le brinda la 68 Seminci.

La intérprete, durante un encuentro con los medios esta mañana, ha recordado cómo llegó al cine por «azar» y la experiencia que supuso ponerse por primera vez delante de las cámaras con un maestro como el autor de Los cuatrocientos golpes (1959). «Cuando uno tiene la suerte de comenzar así, aprende muy rápido», ha rememorado Baye, quien, entre risas, ha confesado, durante un encuentro con los medios, cómo la primera vez que lo vio en su faceta de actor le pareció «catastrófico». «Lo hacía muy mal, me parecía muy falso y tenía miedo de sonar como él», ha continuado en referencia a esa primera experiencia antes de reconocer que terminó acostumbrándose.

A preguntas de los presentes, Baye ha reconocido que, durante los últimos años, el cine francés no atraviesa su mejor momento. «He recibido muchos guiones, pero no he conseguido entrar en las historias», ha señalado la intérprete, que también ha expuesto que, «como pasa en todo», la creación cinematográfica atraviesa distintos momentos. 

Baye nació en 1948 en Mainneville, un pequeño pueblo de Normandía. A los 14 años, dejó el colegio para cursar estudios de baile en Mónaco, antes de viajar a Estados Unidos para continuar con su formación. Tres años después, regresó a Francia, donde estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático de París, graduándose en 1972 con un segundo premio en comedia, comedia dramática y teatro extranjero.

Fue François Truffaut quien le dio su gran oportunidad en La noche americana (1973), cuando Baye estaba a punto de firmar un contrato en el teatro Hébertot (con Simone Valère y Jean Desailly). Y con Truffaut volvería a trabajar en El amante del amor (1977) y La habitación verde (1978).

Uno de los rasgos distintivos de Baye es su versatilidad. Su química en pantalla y su capacidad para encarnar personajes complejos la han llevado a interpretar una amplia gama de papeles, con una destreza y una profundidad emocional capaz de conectar con el público. Quizá por eso su ascenso fue rápido y fulgurante, convirtiéndose pronto en una de las actrices más reputadas y solicitadas en su país, pero también en Europa y América.

Así, ha trabajado con algunos de los directores más relevantes de la industria francesa, como Jean-Luc Godard, con quien Baye mostró su voluntad de asumir riesgos y explorar nuevos territorios en Salve quien pueda (la vida) (1980) y, más tarde, en Detective (1985); Maurice Pialat (La boca abierta, 1974); Bertrand Tavernier (Una semana de vacaciones, 1980); Tonie Marshall (Venus, salón de belleza, 1999); Daniel Vigne (El regreso de Martin Guerre, 1982) o Claude Chabrol (La flor del mal, 2003).

Fuera de su país también ha saboreado el éxito, gracias a películas como Atrápame si puedes (2002), del estadounidense Steven Spielberg, o Laurence Anyways (2012), del canadiense Xavier Dolan, entre otras.

En los festivales, su talento tampoco ha pasado desapercibido a la hora de recibir premios. Su memorable interpretación en Una relación privada (Fréderic Fonteyne, 1999), donde compartió cartel con el actor español Sergi López, le hizo merecedora de la Copa Volpi a la mejor actriz en el Festival de Venecia, y con su papel como madre controladora y excesiva en Mi hijo (Martial Fougeron, 2006) se llevó la Concha de Plata a la mejor actriz en San Sebastián. Cuenta además con cuatro premios César (equivalentes franceses de los Oscar): dos a la mejor actriz por El membrillo (Bob Swaim, 1982) y El pequeño teniente (Xavier Beauvois, 2005), y dos a la mejor actriz secundaria por la experimental Salve quien pueda (la vida) (Jean-Luc Godard, 1980) y Une étrange affair (Pierre Granier-Deferre, 1981).

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